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domingo, 1 de noviembre de 2020

La muerte (soneto-décimas-cuartillas)

Pequeña Edith 


Murió la más hermosa criatura

mientras un viejo se aferra a la vida

con uñas, oraciones y comida

ruega por una victoria segura.

Todo el mundo suplicaba una cura

pero el doctor sentenció "no hay salida",

la madre cuidó a su niña vencida

por un mundo que no estaba a su altura.


El triunfo no conoce la justicia

tampoco el eón conoce la muerte.

Triunfar sobre el tiempo el viejo codicia

mas la niña supo que solo hay suerte,

que la vida es una hermosa caricia

no una lucha para caer inerte.



Anciano


Siempre se está medio vivo,

siempre se está medio muerto.

Así es la vida del tuerto,

la vida del fugitivo.

Todo relato es esquivo,

lo que fuiste será historia,

combinación ilusoria

donde recuerdos e inventos

definirán los acentos

que crearán tu memoria.


Tendido espera la muerte,

dios tiempo llora a sus pies,

reza al uno, al dos, al tres,

a la fortuna y a la suerte.

Sus lágrimas secas vierte

sobre el lecho inmaculado,

se posa el cuerpo azulado

cuyo pellejo raído

recibió el óleo. Ungido,

ya puede irse al otro lado.


El anciano abre sus ojos

le mira con boca seca,

su rostro es una gran mueca,

tumba de sus dientes cojos.


El cansancio está presente,

los párpados son persianas

que impiden a sus ventanas

absorber la luz consciente.


¡Todo falla, todo falla!

Reclama el tiempo impotente

¡Préstale ayuda al demente!

¡Morirá en esta batalla!


La muerte al viejo ha besado

prudente, cortés y amable,

la certeza es implacable,

tic-tac está condenado.


Las verdades como el asma

se funden en el suspiro,

tinta blanca en el papiro,

reflexiones de un fantasma.


En resumen, la ecuación:

la idea de un gran futuro

que se arrima al dios seguro

no es más que una sensación.



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