Vistas de página en total

domingo, 24 de julio de 2016

Koelho vs Coelho


El buen Carlos Linneo creó un método para clasificar la naturaleza. Vivimos entre clasificaciones, porque es una excelente forma de ordenar el cúmulo de información y conocimiento que se va juntando con el tiempo o que se genera por la complejidad del mundo que nos rodea y necesitamos comprender. Por ejemplo, en los colegios los chicos se clasifican en Pavos y Manyados o los marketeros a las generaciones las identifican como GenZ, GenY, GenX.

Reconozco que no soy hincha de la sabiduría al estilo Coelho, aunque admiro su capacidad de monetizarla. Mucha gente considera que él y sus seguidores (coachs lacrimógenos, vendedores piramidales, sitios de contenidos como el fan page Mundo de Millonarios) entregan tips realmente importantes para hacer de la vida algo mágico, para levantarse todos los días con un motivo, para luchar por ser mejor, o cumplir las metas que uno se propone.

A manera de reacción, decidí hacer un experimento social y, a fines del año pasado, creé un Fan Page llamado Koelho (con “K”) con la idea de parafrasear irónicamente este tipo de pensamiento. Hoy, después de varias decenas de miles de seguidores, hombres y mujeres por igual, entre 18 y 35 años, de cinco países, puedo decir algo al respecto.

¿Cuántos de nosotros nos consideramos ácidos o dulces? A veces somos escépticos otras veces demasiado crédulos. ¿Cuántos necesitan una dosis de entusiasmo todas las mañanas y otros quieren simplemente mandar todo al diablo a esa misma hora?

Utilizando al “humor” como la variable de clasificación identifiqué dos tipos de personas. 



Los “Coelhianos (C)”, optimistas por naturaleza, usan un filtro positivo para priorizar lo bueno y bello de la vida, son creyentes de un poder superior por lo que mucho de lo que sucede es producto de un acto “misterioso” y “mágico”. En contraposición, los "Koelhianos (K)" son realistas, devotos del causa y efecto, sus comentarios son secos y, a veces, cargados de humor negro, ironía o sarcasmo. 


A pesar de su cariz positivo, los C caen en la repetición de aprendizajes profundos, sus posts en redes sociales parafrasean ideas ajenas, sus motivos son poco reflexivos, por lo que se encomiendan a los poderes superiores que alinearán el destino a sus buenas intenciones. En sus conversaciones es normal escuchar lecciones o consejos para la vida, lo que los hace previsibles y, muchas veces, aburridos. Por su parte, los K usan regularmente argumentos racionales o intentan armar una red de argumentos irrebatibles basados en "hechos" de (dudosa o real) procedencia científica o académica. Intentan rebatir con conocimiento como si fueran sabelotodo. La realidad la ven con un lente sin filtros, se ríen de las supersticiones y el pragmatismo es muchas veces su forma de resolver los problemas que les pone la vida.




Como nada es blanco o negro en la vida, todos tenemos algo de ambos: muchas veces somos racionales hasta que la presencia de un dios es conveniente y otras, el color fresa se mancha de sangre ante una oportunidad. Como diría el finado Umberto Eco, a veces somos Apocalípticos y otras Integrados, o como en este textoexperimento "Coelhianos" o "Koelhianos".

No hay comentarios: