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viernes, 7 de noviembre de 2014

Hambre en Chile

Hambre. 

Palabra poderosa. Dos sílabas con una letra que no se pronuncia; ladina pero franca, cínica pero directa. Su medida es relativa a quién la pronuncie, pero es absoluta cuando pide ser satisfecha. El hambre es la ausencia mezclada con emociones e instintos: la nada con significado. Es derrotada con alimento pero luego reaparece. Nuestra vida depende de ella, alerta fundamental, aunque se manifieste como la puerta de ingreso a la entropía. El hambre es desequilibrio y tensión, no podemos mantenernos ajenos a ella, no podemos conformarnos ante su presencia.

Es un mecanismo del cual se vale la vida para vivir.

En un ámbito emergente, este mecanismo se manifiesta en nuestra inteligencia como el desequilibrio que nos obliga a prosperar. Prosperidad definida en función a las motivaciones e intereses de cada quién. El hambre se traslada de la biología a la sicología del hombre, opera en los ciclos de conciencia de carencias y necesidades, motivación de superación, acción en ello y satisfacción. El hambre vital tiene ciclos discontinuos y no circadianos. 

El hambre fisiológica se detiene solo en la muerte del organismo, el hambre vital puede detenerse mucho antes. En la primera, el hambre nos hermana a todos, todos somos iguales ante su omnipotencia. En la segunda, nos diferenciamos a nivel fundamental: la fisiológica actúa siempre en el presente, la vital existe en función a la comparación del presente con futuro.

El Hambre en Chile. 

Aplaudiendo los esfuerzos por elevar la calidad de vida, y que todos los chilenos tengan acceso pleno a los satisfactores de las necesidades básicas, me quiero enfocar en el hambre vital. 

Para ello tomo prestado los resultados del último estudio del BAV (Brand Asset Valuator, publicado en Revista Capital #384), donde se clasifican a los chilenos en 07 tipologías: Reformadores (15%), Exploradores (13%), Exitosos (13%), Simuladores (22%), Integrados (20%), Disconformes (5%) y Resignados (12%). 

Estos tipos se unen en tres grupos:

1.- Resignados y Disconformes: personas que se mueven por sus carencias y viven reaccionando a ellas. (17%)

2.- Simuladores, Integrados y Exitosos: personas que se comportan orientados e influenciados por su entorno. (55%)

3.- Exploradores y Reformadores: se mueven por lo que ellos piensan o necesitan. (28%)

En el contexto de la definición de “hambre vital”, el riesgo y la innovación son componentes esenciales, ya sea uno sicológico, social o económico: el cambio, el reconocimiento y la posesión de bienes son grandes motivadores, sobre ellos se mueven los emprendedores (de verdad), los inventores (de verdad), los científicos (de verdad), los artistas (de verdad), los deportistas (de verdad)...

1/3 de los chilenos tienen hambre, verdadera, que requiere, no de migajas ni caridad, no necesita de comisiones ni gestiones, sino de desafío a la inteligencia y la temperancia. ¿Y el resto?, vive de las apariencias, se acomoda a la situación, vive correctamente, de acuerdo a lo establecido o, reclama y protesta esperando que otros cambien su status. En épocas de bonanza, los 2/3 es arrastrado por 1/3, en épocas de vacas flacas, el tercio sigue avanzando y el resto entra en depresión porque se desnuda su anorexia vital que se reluce en la impotencia, el pesimismo y la conformidad.

Tener hambre, significa vivir en permanente desequilibrio, mantenerse insatisfecho, considerando que el futuro debería ser diferente. No tenerla, implica vivir en equilibrio, a merced de la inercia del tiempo que nos impone el devenir de nuestro organismo.

Cuántos queremos vivir en desequilibrio y cuántos en equilibrio. En dónde esperamos tomar los riesgos y en dónde no. No tener hambre vital implica vivir muertos, a merced de nuestros instintos y pasiones, significa inhibir la inteligencia y las emociones que nos convierten en mejores personas.

El fuego vital que imprime el hambre en la inteligencia y la acción que derivamos de ella, parece ser exclusivo de algunos pocos elegidos. Los que deciden morir en vida, aquellos que deciden vivir en el presente a merced de un pulso ajeno y no controlable, levantan barreras para mantenerse así y no actuar, los llena la amargura y proyectan su crítica a la sociedad que no es otra cosa que una crítica a ellos mismos. Lo interesante, es que mientras el organismo está vivo, este zombie puede reactivarse y volver a ser humano.







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