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viernes, 8 de noviembre de 2013

La Memoria Recobrada en El Amor No Correspondido de Nicanor Parra




Nicanor Parra
Nos enteramos, muchas veces, de forma azarosa, sobre asuntos que sucedieron en nuestra vida. Alguien despierta un hecho que se escondía en el olvido, en la ignorancia selectiva que aplica el destino en diversas situaciones de nuestra existencia.













Juro que no recuerdo ni su nombre,
más moriré llamándola María,
no por simple capricho de poeta:
por su aspecto de plaza de provincia.
...
Si he de conceder crédito a lo dicho
por gente que trajo la noticia
debo creer, sin vacilar un punto,
que murió con mi nombre en las pupilas,
hecho que me sorprende, porque nunca
fue para mi otra cosa que una amiga.

Al escarbar en los recuerdos despertados, nos sorprendemos de ciertos hechos y sentimientos enterrados.

La conocí en mi pueblo (de mi pueblo
sólo queda un puñado de cenizas),
pero jamás vi en ella otro destino
que el de una joven triste y pensativa.
Tanto fue así que hasta llegué a tratarla
con el celeste nombre de María...
...
Puede ser que una vez la haya besado,
¡quién es el que no besa a sus amigas!
pero tened presente que lo hice
sin darme cuenta bien de lo que hacía.

¿Podemos escapar de la memoria recobrada?

Tiene razón, mucha razón, la gente
que se pasa quejando noche y día
de que el mundo traidor en que vivimos
vale menos que rueda detenida...
...
Hoy es un día azul de primavera,
creo que moriré de poesía,
de esa famosa joven melancólica
no recuerdo ni el nombre que tenía.
Sólo sé que pasó por el mundo
como una paloma fugitiva:
la olvidé sin quererlo, lentamente,
como todas las cosas de la vida.

Al fin y al cabo, somos una suma de experiencias que, al verbalizarlas con la distancia del tiempo y la sabiduría de la vejez, se convierten en poesía.


Extracto del poema: ES OLVIDO.

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