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miércoles, 12 de octubre de 2011

Steve Jobs y el nacimiento de una historia ejemplar.

Desde que descubrí www.thegreatcourses.com, mi hábito de consumo de contenidos cambió radicalmente.

Acabo de regresar de correr. En vez de acompañar mis pasos con música, pensé que sería una buena idea escuchar mi curso "ideas que cambiaron el mundo".

Es muy diferente aprender por oído que por la vista. A través de la escucha se fijan grandes ideas, no detalles. Se imprimen conceptos de forma más permanente: menos cantidad con mayor calidad.

Selección de memes.

Así fue en la antiguedad bajo la tradición oral. Cuán rico debieron ser los primeros relatos y qué terrible labor de edición de los transmisores de la sabiduría.

Por un valor más que accesible, llevo conmigo a profesores de Harvard, Stanford, Indiana, San Diego, Berkeley, etc. El tiempo ya no es muerto, ya no escucho mi respiración agitada ni los bombos de la música que solía escuchar para darme ánimo. Ahora corro distraído, aprendiendo. Mi mente ordena a mi cuerpo no cansarse, está más interesada en lo que se dice de Berlioz, de Stravinsky, de Newton, Popper o Gilgamesh que cumplir en un plazo una distancia pre establecida.

Hay un capítulo asociado a las ideas religiosas. Mientras avanzaba penosamente e intentaba no dejarme sobrepasar por una señora de más de setenta años, surgió la idea que el señor Jobs, el que había muerto hacía pocas horas, comenzaría a vivir de verdad.

Las historias ejemplares se forman por sucesos excepcionales que ocurren en la vida de una persona que también lo es, pero que no es conciente de aquello hasta que se pone a prueba. Es la historia del viaje transformador que es observado por gente común y corriente que da fe, a través de sus testimonios, de lo que esta persona es capaz de hacer. Sus testimonios se convierten en relatos, en historias que describen la aventura del héroe.

Hace unos meses, Apple fue declarada la empresa con mayor valor bursátil del mundo. Años antes ya había establecido el estandar de diseño, de usabilidad y gestión no solo de su industria sino de muchas más.

Steve Jobs ya era considerado el empresario más destacado de la historia moderna, superando a Ford y a Edison. Idea, Vision y Gestión fueron sus claves. La obsesión para llevar al estado del arte todos sus productos y su estilo de liderazgo definido como el de un tirano carismático lo elevó a la cima de la popularidad.

Jesús tuvo a su San Pablo y luego a Constantino, Buda a su Asoka, Zoroastro a su Darío. Desde el nacimiento de la imprenta, los medios de comunicación masivos han sustituido el poder de los hombres poderosos y han elevado nuevas religiones, ideas y personas. Hitler tuvo en Goebels su director de comunicaciones, como también el Ché Guevara a directores de cine, poetas y escritores.

Hoy, las personas con acceso a la red se organizan para discutir, proponer y movilizar. Tienen el poder de convocar a marchas en Caracas y El Cairo, ponen en jaque el gobierno de Piñera en Chile, generan presión para traer a Marcarián a la seleccion peruana de fútbol. Son la plataforma esencial para ladear la balanza a favor de Barack Obama y de seguro generarán una densa proclama de por qué Steve Jobs debe quedarse en la memoria de todos y convertirse más que en el creador de Apple y el iphone, en una historia ejemplar.

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